Para obtener los mejores resultados, un buen secado debe realizarse lentamente (al menos 2 ó 3 semanas) colocando la planta bocabajo, manteniendo una humedad constante entre el 40 % y el 60%, la temperatura entre 18º a 22 º, a oscuras y con buena ventilación para evitar la aparición de hongos o mohos. Cuando se quiebre fácilmente el tallo habrá concluido el secado. Existen mesas de secado de rejilla en el mercado que son ideales para realizar esta labor. Un mal secado puede provocar pérdida de potencia en la marihuana y el efecto de rascar en la garganta por la presencia de la clorofila.
Una vez la marihuana ha terminado el proceso de secado, si se tiene la paciencia necesaria, se puede iniciar el proceso de curado introduciéndola en una caja de madera de cedro, idealmente con higrómetro para medir la humedad, tipo de las que se utilizan para los puros habanos. La caja también podría ser metálica pero nunca de plástico. En pocas semanas (se puede curar hasta un año), ventilando de vez en cuando, irá ganando en sabores, aromas y cualidades como si de un buen vino se tratara.
Finalmente terminado todo el proceso, debemos conservarla en recipientes al vacío (mejor de cristal o de plástico especiales tipo Tightvac) en un lugar fresco, seco, sin olores agresivos y al abrigo de la luz solar.
Más información sobre semillas en tu grow shop económico.